Los sintomas de la tos ferina incluyen síntomas similares a los del resfriado, tos, fiebre leve, goteo nasal, dolor de garganta, tos seca, estornudos, lágrimas, cansancio, pérdida del apetito, tos nocturna y espasmos de tos entre otros.
Esta página intenta proporcionar una lista con información de algunos de los posibles síntomas de la tos ferina. Ten en cuenta que los síntomas de la tos ferina pueden variar de forma individual en cada paciente y podrían no presentarse de la misma forma o incluso no manifestarse en todos los casos de tos ferina.
Información general acerca de los síntomas de la tos ferina
Esta información sobre síntomas ha sido obtenida de diversas fuentes y puede no ser totalmente exacta y tampoco tiene porqué ser la lista completa de los síntomas de la tos ferina. Debes consultar con tu médico si notas los primeros síntomas de la tos ferina ya que sólo tu médico puede proporcionar un correcto diagnóstico de los síntomas de forma precisa.
La tos ferina es una enfermedad respiratoria altamente contagiosa causada por la bacteria Bordetella pertussis. Puede afectar a personas de todas las edades, pero es más popular entre los niños. Tanto en los adolescentes como en los adultos los síntomas son leves, sin embargo, en los niños menores de un año, los síntomas pueden ser particularmente graves. La tos ferina afecta más a las mujeres que a los hombres, aunque la razón de esto aún no la sabemos exactamente.
La enfermedad se caracteriza por severos espasmos de tos, seguidos de un jadeo que suena como un "silbido". Por lo general, se transmite cuando la persona infectada tose y estornuda. Si la enfermedad es grave, puede ser necesaria la hospitalización. En casos aislados, esta condición puede ser mortal.
Normalmente, cada tres o cinco años aparecen brotes de tos ferina. Por ese motivo es importante la vacunación contra la tos ferina. Esta vacuna desempeña un papel importante en la reducción de la propagación de la enfermedad.
¿Cómo se transmite la tos ferina de una persona a otra?
Se propaga a través del contacto con las secreciones orales o las microgotas respiratorias. Por lo tanto, es fácil que se propague a través de la tos, especialmente cuando las personas tienen un contacto cercano y directo. Un ejemplo de contacto cercano lo serían las personas que conviven en una misma casa con una persona infectada con tos ferina. Esta enfermedad respiratoria también se puede propagar a través de los estornudos, es decir, a través de las secreciones respiratorias.
¿Quién se encuentra expuesto a un mayor riesgo de tos ferina?
Los bebés son el grupo con mayor incidencia de casos de tos ferina. Además, este grupo también está expuesto a un mayor riesgo de complicaciones en el caso de contraer la enfermedad. De hecho, la gran mayoría de los casos que acaban en muerte, se producen en bebés menores de 6 meses, sobretodo si son demasiado pequeños para haber recibido su primera vacuna.
Tratamiento de la tos ferina
La tos ferina es una infección bacteriana, por lo que puede ser tratada con antibióticos. Generalmente, se tratada con eritromicina o con antibióticos pertenecientes a su misma familia. El paciente debe tomar eritromicina durante 2 semanas.
Cuando se recetan antibióticos, deben tomarse todas las dosis y terminar el curso recomendado. Esto es importante por un par de razones. Si el pediatra prescribe los antibióticos porque son necesarios, es importante que el bebé tome las dosis el tiempo suficiente para desarrollar y mantener los niveles adecuados de antibióticos en la sangre con la finalidad de eliminar la infección. La omisión de una dosis o la interrupción temprana, a veces, puede dar lugar a una recaída. También es importante en general, porque con cuando se toma y se deja de tomar los antibióticos varias veces, lo que realmente estamos haciendo es promover la resistencia de las bacterias a los antibióticos.
Signos y síntomas de la tos ferina
La tos ferina afecta al tracto respiratorio superior, haciendo que el revestimiento de las vías respiratorias se inflamen y se dañen. Esto conduce a un exceso de producción de mucosidad, que a su vez irrita el tracto respiratorio y causa la tos característica de esta enfermedad.
Los síntomas de la tos ferina generalmente siguen un ciclo que dura unas semanas. Hay tres etapas distintas:
Primera etapa (etapa catarral), duración de una a dos semanas:
- Pérdida del apetito.
- Fiebre leve.
- Lagrimeo y secreción nasal.
- Fatiga.
- Estornudos.
- Tos irritante (especialmente por la noche).
Los síntomas experimentados durante esta etapa a menudo se parecen a los de un resfriado común o a los de una bronquitis leve.
Segunda etapa (etapa paroxística), por lo general dura entre una y seis, pero puede durar hasta diez semanas:
- Espasmos severos de tos.
- Un agudo "silbido" al inhalar después de toser (este "silbido" puede no presentarse en los niños pequeños).
- Vómitos o ponerse azul debido a la tos severa o a la obstrucción en las mucosas.
Los característicos espasmos de tos de esta etapa pueden ser provocados por varias cosas, como por ejemplo, el llanto, la alimentación, la hiperactividad o el humo del tabaco. Siempre que sea posible, es importante evitar la exposición a los potenciales factores desencadenantes con el fin de reducir la frecuencia de la tos espasmódica.
Tercera fase (fase de convalecencia), puede durar meses:
- Durante esta etapa los síntomas desaparecen. Incluso meses después de la infección inicial, cuando el paciente coge otra infección respiratoria, la tos ferina, puede causar una recurrencia de los espasmos de tos.
Lista de los síntomas de la tos ferina
La lista de los principales síntomas de la tos ferina, obtenidos de varias fuentes, incluyen:
- Fase 1: síntomas similares al resfriado:
- Síntomas similares a los del resfriado
- Tos
- Fiebre leve - es posible no tener fiebre en las primeras etapas
- Goteo nasal
- Dolor de garganta
- Tos seca
- Estornudos
- Lágrimas
- Cansancio
- Pérdida del apetito
- Tos nocturna
- Fase 2: los espasmos de tos: - esta es la fase peligrosa de la enfermedad.
- Espasmos de tos
- Respiración rápida
- Tos seca
- Dificultad para respirar
- Contener la respiración - en bebés - en los recién nacidos en los que todavía no se ha desarrollado el reflejo de la tos. En lugar de toser, los bebés puede parecer que contienen la respiración. Es posible que exhalen demasiado y no inhalen suficiente aire. Los bebés pueden volverse azules en lugar de toser.
- Períodos sin respirar - (apnea) - dejar de respirar durante un período de tos.
- Cianosis - suministro insuficiente de oxígeno al cuerpo. los recién nacidos pueden volverse azul sin toser.
- Convulsiones - al no llegar suficiente oxígeno al cerebro puede causar convulsiones.
- Ahogamiento - la flema de la infección en la garganta puede interferir con la respiración.
- Dificultades en la alimentación - la tos también deja poco tiempo para comer o beber. El acto de alimentar a un bebé también puede desencadenar un ataque de tos.
- Vómitos
- Arcadas
- Hemorragias nasales
- Diarrea
- Fiebre
- Fase 3: recuperación gradual:
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